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Channel: Comentarios en: Arturo Pérez-Reverte y Walter Sobchak: una aproximación
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Por: Eduardo Sánchez

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Ante todo, leamosle sin prejuicios.
Con 20 años me prestaron y leí La Tabla de Flandes, mejor dicho, devoré, y al hacerlo era consciente de que el libro era malote. Tanto como para olvidar a este autor 10 años, pero me regalaron La Reina del Sur, que volví a devorar. Al menos de este libro recuerdo que tenía mayor pulso narrativo.
Vaya usted a saber qué quiero decir con lo de pulso narrativo, pero por lo menos sirvió para reconciliarme con el autor.
Siguió otro regalo, Trafalgar -como ven hay pereza para comprar un libro suyo-.
Fabuloso, me encantó, para leérselo a los niños cuando se van a dormir, y no malinterpreten. Alguien pensará que lo que voy a decir es una herejía.
Trafalgar a un chaval de 12 o 13 años, puede ser uno de esos libros que hacen decantar la lectura como tu principal entretenimiento, algo así como La isla del Tesoro o Sinuhé el egipcio.

Pero luego vino El pintor de Batallas, y este…, sinceramente: me da risa, y creo que para un libro tenebroso que azuza los fantasmas del autor allá por sus años de reportero, es lo peor que puede decirse.
También nos encontramos el maniqueismo de Un día de cólera o la astracanada de La Legión del Águila, que entretienen sin más como un TBO de Mortadelo y Filemón. ¿a quén le molestan los personajes de Ibañez?
Pues eso, que dentro de unos años ya nadie se acordará de P.Reverte, pero nos habrá entretenido, cuando lo que vamos buscando un determinado día es eso, puro entretenimiento. Otras veces, el cuerpo te pide a Trías, -descanse en paz- y alimentas el cacumen. No hay más.

Pero Alatriste y El Asedio son dos ladrillos infumables, el segundo hasta algo pedante ¿y? Tonto yo, que caí y los leí.
Total siempre puedo hacer como Umbral, tirarlos a la piscina.


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